La inflación en el Reino Unido aumentó más de lo esperado en julio, alcanzando el 3,8 % interanual, según los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS). Los economistas habían previsto un alza más moderada hasta el 3,7 %, tras la cifra del 3,6 % registrada en junio.
La inflación subyacente, que excluye elementos volátiles como alimentos y energía, también llegó al 3,8 %, frente al 3,7 % en junio, marcando su nivel anual más alto desde principios de 2024.
Grant Fitzner, economista jefe de la ONS, señaló un fuerte aumento en los precios de los vuelos —el mayor incremento en un mes de julio desde 2001— junto con precios de combustible más altos y la presión persistente de los costos alimentarios como los principales factores. Productos como café, zumo de naranja, carne y chocolate registraron algunos de los mayores aumentos.
La inflación en los servicios se aceleró al 5 % desde el 4,7 % de junio, lo que generó preocupaciones en el Banco de Inglaterra, ya que el crecimiento salarial y el aumento de las cotizaciones a la Seguridad Social siguen repercutiendo en los costes empresariales.
La libra apenas cambió frente al dólar estadounidense tras la publicación, cotizando cerca de 1,3489 $.
La ministra de Hacienda, Rachel Reeves, reconoció los avances frente a la inflación de dos dígitos del año pasado, pero señaló que se necesitaba más trabajo para aliviar la presión sobre los hogares. Sin embargo, los analistas advirtieron que la persistente inflación en los servicios podría retrasar un mayor relajamiento monetario.
“Me molesta la inflación en los servicios —parece muy rígida”, dijo James Sproule, economista jefe del Reino Unido en Handelsbanken. “La probabilidad de un recorte de tasas en noviembre es prácticamente nula.”
A principios de este mes, el Banco de Inglaterra redujo las tasas en 25 puntos básicos hasta el 4 %, pero solo tras una ajustada votación de 5 contra 4. Los responsables políticos enfrentan un delicado equilibrio entre enfriar la inflación, un mercado laboral más débil y un crecimiento modesto del PIB, que se expandió un 0,3 % en el segundo trimestre.
De cara al futuro, el BoE espera que la inflación alcance un máximo cercano al 4 % en septiembre antes de disminuir gradualmente hasta 2026. Deutsche Bank prevé un IPC del 3,5 % para finales de 2025 y alrededor del 2,25 % hacia finales de 2026, pero advirtió que persisten riesgos al alza en las presiones de los precios.
