El primer ministro de India, Narendra Modi, llegó a China el domingo mientras ambas naciones enfrentan vientos económicos en contra debido a los aranceles de Estados Unidos, abriendo la puerta a lo que podría ser un raro momento de alineación entre las dos economías más grandes de Asia.
Los aranceles presionan a India y China
Desde el miércoles, el presidente estadounidense Donald Trump ha impuesto aranceles punitivos del 50 % a productos indios como diamantes y camarones, citando las continuas compras de petróleo ruso por parte de Nueva Delhi. Los economistas advierten que la medida podría afectar el próspero sector exportador de la India y ralentizar sus ambiciosos objetivos de crecimiento.
China, por su parte, lidia con su propia desaceleración, ya que los aranceles de EE. UU. pesan fuertemente sobre su base manufacturera. Para el presidente Xi Jinping, la visita de Modi ofrece una oportunidad potencial de recalibrar los lazos con India, a pesar de años de desconfianza y disputas fronterizas sin resolver.
“En pocas palabras, lo que ocurra en esta relación importa para el resto del mundo”, escribieron Chietigj Bajpaee y Yu Jie de Chatham House. “La visita de Modi a China marca un posible punto de inflexión.”
El peso de las dos poblaciones más grandes del mundo
India es ahora la quinta economía más grande del mundo, con un crecimiento que se espera se mantenga por encima del 6 % anual. Su economía de 4 billones de dólares y su mercado bursátil de 5 billones la ponen en camino de convertirse en la tercera economía mundial para 2028, según el FMI. China, la segunda economía del mundo, sigue siendo un motor crucial del crecimiento global.
Qian Liu, directora ejecutiva de Wusawa Advisory, sostiene que ha llegado el momento de enfocarse más en la dinámica entre India y China: “Mientras el mundo tradicionalmente se ha centrado en las relaciones EE. UU.-China, que la segunda y pronto tercera economía más grande trabajen juntas remodelaría el comercio mundial.”
Sin embargo, persisten tensiones profundamente arraigadas. Los enfrentamientos en 2020 en el valle de Galwan, en Ladakh, dejaron decenas de muertos y congelaron proyectos bilaterales, mientras que India respondió prohibiendo más de 200 aplicaciones chinas, incluida TikTok. Las disputas sobre el Tíbet, los derechos hídricos y los lazos de China con Pakistán siguen siendo puntos conflictivos.
Pequeños avances, expectativas limitadas
Los analistas esperan progresos modestos durante el viaje de Modi. Se reanudarán los vuelos directos entre ambos países y podría haber flexibilizaciones en materia de visados y barreras de inversión. Pero una integración industrial más profunda enfrenta obstáculos.
“Las estrictas políticas industriales de la India han limitado su capacidad de aprovechar los cambios en las cadenas de suministro fuera de China”, dice Priyanka Kishore, fundadora de Asia Decoded. “Aun así, hay espacio para la cooperación en la fabricación de productos electrónicos, donde la India podría complementar en lugar de competir con China.”
Kishore también señala que China, ante la disminución de la demanda estadounidense, daría la bienvenida a un acceso más amplio a los 1.450 millones de consumidores indios: “Pekín ya ha inundado los mercados de la ASEAN. El acceso al mercado indio sería la próxima frontera.”
Alianzas regionales y el impulso multipolar
El viaje de Modi se desarrolla bajo el paraguas de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), un grupo que incluye a China, India, Rusia, Pakistán e Irán. Largamente considerada simbólica, la OCS está recuperando relevancia mientras la India se recalibra tras el impacto de los aranceles de Washington.
China, por su parte, valora la imagen de solidaridad con el Sur Global mientras Trump amenaza con nuevos gravámenes a las naciones BRICS. Modi también hizo una escala en Japón de camino a Pekín, señalando la intención de Nueva Delhi de posicionarse dentro de alianzas asiáticas más amplias.
“ASEAN y Japón darían la bienvenida a una mayor cooperación entre India y China”, afirma Kishore. “Esto ayuda a la resiliencia de las cadenas de suministro y respalda la idea de ‘Hecho en Asia para Asia’.”
Perspectivas: un reinicio cauteloso
A pesar de los gestos tentativos, los analistas advierten contra esperar un gran avance. Décadas de desconfianza, agravadas por rivalidades de seguridad, no desaparecerán de la noche a la mañana. Aun así, la presencia de Modi en China subraya una estrategia en evolución: una señal a Washington de que India tiene opciones más allá de Estados Unidos.
Como señalaron Bajpaee y Yu de Chatham House: “Al aprovechar la fuerza manufacturera de China, los servicios de la India y los recursos de Rusia, estas naciones podrían reducir su dependencia de Estados Unidos y empezar a redibujar los flujos comerciales mundiales.”